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Rediseñar bajo el domo: la transformación de la TAPO como experiencia arquitectónica integral

  • Foto del escritor: M253 ARQUITECTOS
    M253 ARQUITECTOS
  • 17 sept
  • 3 Min. de lectura

Hay lugares que no necesitan presentaciones, porque forman parte de la memoria colectiva. En la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), el gran domo central no solo cubre un espacio: guarda historias, despedidas, reencuentros, prisas y esperas. Todo confluye bajo esa estructura circular, símbolo de movimiento y pausa a la vez. Y seguramente si ves esta imagen, sabes a qué lugar icónico de la CDMX nos referimos. 


A pesar de lo icónico del espacio, la energía del lugar ya no conectaba con el resto de la terminal. A simple vista, el domo seguía imponente; pero al recorrer sus pasillos, era claro que la experiencia espacial necesitaba una intervención profunda.


Un centro con potencial, atrapado en su propia sombra: la transformación de la TAPO como experiencia arquitectónica integral


Grupo ADO nos contactó con una inquietud muy puntual: la imagen interior de TAPO palidecía frente a la renovación reciente de uno de sus CETRAMs. La comparación era inevitable. 


Nuestro diagnóstico inicial reveló mucho más: espacios desaprovechados, una cafetería con terraza ignorada por el público, señalética desordenada, anuncios que competían entre sí y una planta alta invisible para el pasajero promedio. El domo era muy majestuoso, pero su entorno  no lo acompañaba con mucha dignidad.


¿Cómo podía un espacio tan reconocido e icónico ofrecer una experiencia arquitectónica tan inconexa?


La solución profesional: mirar más allá del encargo


Sabemos que la arquitectura comienza con la escucha. Y lo que oímos fue claro: no bastaba con rediseñar una zona, había que repensar toda la experiencia.


Nos propusimos transformar la terminal desde adentro, respetando lo icónico y potenciando lo desaprovechado. Apostamos por una estrategia de intervención 360°, que atacara cada punto que nuestros clientes estaban necesitando y crear soluciones integrales y sobre todo, con visión de futuro.


Unificamos la paleta de color para dar coherencia visual. Rediseñamos la planta alta como una nueva área de arrendamiento, más fresca, más útil. Colocamos cubiertas que bajaran el impacto del sol. Creamos accesos amables para que subir fuera intuitivo, cómodo, posible. Y renovamos la imagen comercial, apostando por la armonía entre marca, arquitectura y usuario.


Redefinir lo que significa “terminal”


El resultado no fue una simple mejora visual. Fue una transformación funcional y emocional del espacio.


Los clientes esperaban una renovación; lo que encontraron fue una nueva forma de habitar la TAPO. La planta alta dejó de ser un nivel fantasma para convertirse en un nuevo centro de vida comercial. Los locales antes vacíos ahora respiran posibilidades: restaurantes, servicios, oficinas… movimiento.


Bajo el domo, ya no solo se espera el autobús. Se explora, se consume, se descansa. La terminal no es solo un punto de paso: es un espacio con sentido.


En esta intervención aprendimos algo fundamental: los edificios emblemáticos no necesitan ser preservados en su estado original, necesitan ser comprendidos y potenciados.

La TAPO no perdió su esencia. La fortalecimos. No escondimos su historia: la reinterpretamos porque intervenir un espacio no es colocarle algo nuevo, es descubrir lo que puede llegar a ser.


Este proyecto es una invitación a todos los arquitectos a mirar más allá. A pensar no solo en resolver problemas puntuales, sino en detectar oportunidades sistémicas. Porque muchas veces, las transformaciones más poderosas surgen cuando nos atrevemos a proponer lo que no se nos pidió.


La arquitectura no solo construye. También transforma. Y en este proyecto logramos la transformación de la TAPO como experiencia arquitectónica integral.


 
 
 

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